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cual es el pin de una tarjeta de credito

¿Cuál es el pin de una tarjeta de crédito y débito?

Las tarjetas de crédito y débito son hoy una parte esencial de la cotidianidad de la mayoría de personas y ha cambiado en un 100% la administración de las finanzas personales. Casi sin darse cuenta, algunas personas acumulan hasta cuatro tarjetas diferentes en su billetera, esto evidencia que se han convertido en una herramienta de pago habitual. 

Sin embargo, el aumento de casos de deudas acumuladas por un mal uso, también lleva a cuestionarnos qué tanto saben las personas sobre el funcionamiento del dinero plástico, ya que es muy sencillo hacer uso de ellas, solo necesitas un “pin” o código para hacer avances o retiros y listo. 

Pero, ¿cuál es el pin de una tarjeta de crédito y débito? Primero veamos las diferencias entre una y otra:

¿Crédito o débito?

El primer paso para entender cómo funciona una tarjeta es saber en qué consiste. Y es que hay diferentes tipos de “plásticos” en circulación y es fácil confundirlas si no somos conocedores. Los más comunes son las tarjetas de débito y de crédito. La diferencia principal es que en la primera, los pagos se cargan a la cuenta bancaria del titular, mientras que en la segunda, el pago suele aplazarse en el tiempo (un mes en la mayoría de los casos). De esta forma, las tarjetas de crédito, como su propio nombre lo indica, son una forma de obtener un dinero prestado o crédito, el cual todavía no está en tu cuenta de ahorros, pero que se supone que estará en tu poder en el momento del cobro. Es como si el banco o la entidad emisora te adelantara un dinero a manera de préstamo.

En resumen: mientras que con las tarjetas de débito solo dispones del dinero que tienes en tu cuenta, con las tarjetas de crédito puedes conseguir más dinero del que tienes realmente. De ahí el componente de crédito. La cantidad que te presten dependerá de tu situación financiera y de tu solvencia económica. 


 

 

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Tipos de tarjetas y cómo se pagan

La mayoría de tarjetas de crédito operan de la misma manera que acabamos de contarte, sin embargo, existen diferentes formas de acceder a este “crédito”, esto hace que también hayan diferentes clases de tarjetas de crédito:

  • Tarjeta de crédito clásica: son las más más comunes, las Visa, Mastercard o American Express. Seguro tienes, has tenido alguna en tu cartera o has visto a alguien pagando con una. Su funcionamiento consiste en que el 100% del crédito se cobra a mes vencido, es decir, todo el dinero se devuelve pasado un mes (o dos), desde el momento en el realizaste el pago o la compra. El dinero “prestado” durante este periodo se ofrece sin intereses siempre y cuando puedas pagar a un muy corto plazo el saldo pendiente. Una vez termina este periodo, empezarán a cobrarte intereses adicionales como parte del préstamo. 
  • Tarjetas oro/gold y platino/platinum: funcionan igual que las tarjetas de crédito clásicas, la única diferencia es que el dinero prestado es mucho mayor y suelen tener servicios especiales adicionales. Son dirigidas a clientes VIP, preferenciales o que hagan un uso muy frecuente de su tarjeta.
  • Tarjetas de revolving: todas las tarjetas de crédito funcionan aplazando el pago total, pero estas funcionan de una manera especial. Básicamente permiten el pago financiado mediante una cuota fija mensual en lugar de tener que abonar todo de golpe una vez llegada la fecha límite. Así, el titular podrá usar el capital independientemente del saldo que tenga en su cuenta y después, elegir la cuota que devolverá cada mes de ese dinero prestado. El mayor inconveniente es que cuenta con altos intereses, aunque los pagos mínimos son de lo más flexibles y generalmente no superan el 5% del crédito.
  • Tarjetas de puntos: son tarjetas de crédito que ofrecen beneficios adicionales, como por ejemplo programas de puntos para recibir viajes gratis, premios, artículos, ofertas, bonos de gasolina, descuentos en tiendas, etc.
  • Tarjetas de crédito virtuales: funcionan similar a las tarjetas prepago (hay que recargarlas con el dinero que se necesite), y la principal diferencia es que no existe un una tarjeta física como tal (plástico). Se utilizan principalmente para pagos y compras por Internet.

 

 

Ventajas y peligros de las tarjetas

El beneficio más notable de las tarjetas de crédito es precisamente la posibilidad de tener un dinero a la mano aunque realmente no se disponga de él, sin tener que solicitar un crédito bancario. Además, la posibilidad de acceder a un ”avance” de efectivo, este consiste en la entrega de dinero físico por medio de la utilización del pin de la tarjeta de crédito (número de 4 dígitos que tú eliges a manera de clave al momento de activar el producto), en un cajero electrónico, tal y como si se tratara del pin de una tarjeta débito. Así, por ejemplo, si surge un gasto imprevisto a mediados de mes y no se dispone de saldo en la cuenta de ahorros o efectivo para afrontarlo, se puede recurrir al instante a la tarjeta de crédito para gastos, compras, retiros y avances, siendo conscientes de que habrá que pagar el monto utilizado cuando llegue la fecha estipulada al principio del contrato, momento en el que ya se tendría que contar con este dinero.

El dinero plástico es un crédito que puede servirle tanto a personas naturales como a empresas en cuanto a flujo de caja se refiere (el dinero que entra y que sale de tus cuentas), ya que pueden sacar rendimiento del mismo, utilizando el préstamo y haciendo los pagos a un mes sin intereses. Lo único peligroso es que puede suponer una serie de riesgos, el más claro es la posibilidad de aumentar las deudas sin siquiera darnos cuenta, ya que, el dinero que se va pagando, a su vez queda disponible para ser utilizado nuevamente, lo cual lleva al descontrol financiero, a gastar más de lo que se tiene y a generar estrés psicológico a causa de esto.

El punto del endeudamiento es el que más se le critica a las tarjetas de crédito. Y es que si una vez el dinero disponible se supera o se incumple con alguna de las cuotas, ahí es cuando los intereses empiezan a aumentarse, además, en este tipo de productos, los intereses son considerablemente más altos que en la mayoría de préstamos personales, adicionalmente, hay que sumarle los gastos fijos, las comisiones por algunas operaciones, los seguros, etc.

De todas maneras, aunque se trata de un producto algo “demonizado” por muchos expertos de la organización de las finanzas, siempre se recomienda por lo menos contar con una tarjeta para poder acceder a esta línea de crédito. Además es un método que permite controlar los gastos cuando la usas correctamente, de hecho, el tema de sus utilidades, comisiones y el resto de sus servicios adicionales (e incluso útiles), los explicaremos con más detalle en una próxima guía sobre este producto. Espérala pronto.
 

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